Acompañamiento

El Acompañamiento Espiritual ha sido parte de la tradición cristiana por siglos. Hoy en día se refiere a un trato frecuente entre un acompañante espiritual y un acompañado, o sea, una persona que quiera mejorar su vida espiritual y profundizar su relación con Dios.

La persona que busca esta ayuda desea crecer en su habilidad de discernir y responder a la presencia y acción de Dios en su vida.

El Acompañamiento Espiritual fomenta la comunicación entre el Creador y la criatura, o sea, entre Dios y el acompañado. El acompañante es sólo un instrumento de Dios en ese proceso.

“En una perspectiva humano – cristiana acompañar no es adoctrinar ni dirigir, ni tampoco hacer psicoterapia, ni dar consejos a un amigo sino ayudar a la otra persona a que sea más ella misma, tras conocerse mejor y tener unas metas más objetivas. Es decir, ayudar a descubrir a uno mismo (quién es y quién quiere ser) sus compromisos (qué hace) y la presencia de Dios en su vida (cuál es su relación con la transcendencia).


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